Al amanecer del 23 de mayo de 1944, en las tapias del ovetense cementerio del Salvador, cuatro españoles humildes caían abatidos por las balas disparadas por un pelotón de ejecución formado por soldados. Todos ellos estaban acusados de formar parte de un grupo de espías instruidos en temas de inteligencia por agentes británicos destinados en la Embajada inglesa de Madrid. Su misión consistía en controlar las actividades que los espías nazis y el ejército del III Reich alemán desarrollaban a cara descubierta y sin ningún tipo de empacho en el suelo patrio.
Además de los
cuatro fusilados, otro grupo de hombres y mujeres integrantes de esta misma
organización secreta fueron condenados en un consejo de guerra sin garantías
jurídicas a largas penas de prisión. El jefe de este grupo de espías españoles
al servicio de Su Majestad Británica, ya había sido asesinado con anterioridad mientras dormía tranquilamente en su cama. La
investigación para el desmantelamiento y aniquilación de esta estructura
clandestina recayó en un violento y sanguinario teniente coronel de la Guardia
Civil que, además, ejercía como delegado de Orden Público de Asturias, famoso
por la cruel represión que ejerció contra los maquis.
Esta organización
secreta montó bases operativas donde escondían las emisoras que utilizaban para
enlazar con Londres por todo el territorio nacional. Un bar frente al Retiro,
una tienda de alquiler de bicicletas de la madrileña calle de López de Hoyos,
una torre y una huevería en Barcelona, y la representación de las famosas
editoriales Bruguera y Calleja en Sevilla, eran algunas de las bases instaladas
por la Red.
BARCOS DE GUERRA EN BAHÍA DE FEERROL |
Setenta y un años después
de estos fusilamientos, dos guardias civiles, José Luis Cervero y José Antonio
Landera, en una encomiable y dificultosa investigación del entramado, de
consulta de montañas de folios existentes en los diversos procesos judiciales
militares, y de entrevistas a familiares de estas víctimas de la represión, ponen al descubierto
todos los entresijos de la organización de espías y sus relaciones con los
Servicios Secretos de Francia y EEUU. Por tanto, todos los sucesos, vicisitudes
y circunstancias narradas en las páginas de este libro es toda la verdad, solo
la verdad y nada más que la de verdad de lo que ocurrió en esta España nuestra
en una época en la que se vivía bajo la férula de la dictadura militar del
general Franco.